Hace unos días vivimos la primer edición de Pinceladas y Vinitos, y todavía me dura la sonrisa. Fue una tarde/noche preciosa, llena de color, risas y buen vino, en un ambiente acogedor y con una compañía maravillosa.
Desde el principio se notó la buena energía de los asistentes: llegaban con curiosidad, algunos sin tener muy claro qué iban a pintar, pero todos con ganas de compartir. Poco a poco las copas de vino y el picoteo fueron ayudando a soltar la mano y la lengua, y aquello se convirtió en un hervidero de creatividad y charlas animadas.
El picoteo, por cierto, estuvo espectacular: sencillo pero delicioso, pensado para acompañar el momento sin complicaciones. Y la anfitriona de la casa… ¡un diez! Nos hizo sentir cómodos desde el minuto uno, cuidando cada detalle para que nos sintiéramos como en casa.
El espacio era perfecto, cálido y muy adecuado para la actividad. Tenía esa magia de los lugares que invitan a quedarse, a relajarse y a dejar volar la imaginación.
Me encantó ver cómo quienes al principio no sabían por dónde empezar, al final se dejaron llevar y terminaron con su propio cuadro, orgullosos y con una sonrisa enorme. Cada pintura fue única y especial, reflejo de la personalidad de cada uno.
Nos reímos muchísimo, compartimos confidencias, descubrimos talentos escondidos y nos fuimos con el corazón lleno y las manos manchadas de pintura.
En resumen: fue una experiencia súper guay, de esas que te recargan las pilas y te recuerdan lo bonito que es juntarse para crear, reír y brindar juntos.
Si aún no has venido a un Pinceladas y Vinitos, no sabes lo que te estás perdiendo. Ojalá te animes a la próxima.
Vanesa Rodríguez
Área de Organización de actividades del Banco de Tiempo.
martes, 15 de julio de 2025
Pinceladas y Vinitos: una experiencia para recordar
8:57
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